Rosa, el color del amor y de la pasión.
Ese debe ser el color elegido por el demonio cuando decide visitarnos, y no lo duden, lo hace.
Probablemente vestirá un aburrido traje gris con una llamativa corbata de color rosa.
Invariablemente ha sido el color rojo el utilizado en la representación que nosotros hacemos de él, pantalones, camisas, capas y resto de complementos han sido teñidos de rojo.
Que equivocación más grande, el rojo es color de la sangre, de la vida.
Ayer nos visitó de nuevo, y desde luego que fue una versión acicalada del averno, probablemente el olor de azufre había sido sustituido por un perfume, los cuernos por gomina y el rabo por gemelos. En los innumerables nombres que puede utilizar el demonio el elegido esta vez fue el de Alessio Rastani. ¿Adivinan el color de la corbata?
Este demonio, paradigma de la nueva sociedad que se nos viene encima, sin embargo fue bastante sincero, en su arenga dejó bien claro que no hay nada más importante que el dinero, y cuanto más se gane, mejor, a costa de quien sea, eso da igual.
Mañana, pasado, al otro y al que le sigue este demonio seguirá operando con cientos de miles de euros. Mañana, pasado, al otro y al que le sigue alguien más estará desesperado, porque no trabaja, porque no llega a fin de mes, porque no puede atender a sus hijos, y porque un demonio con corbata de color rosa, le recordará que en este mundo, dios, pinta bien poco.