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lunes, octubre 01, 2012

Concesiones


 Este concepto siempre es entendido como la acción de otorgar algo, pero dentro de sus acepciones también entra la de "Asentir, convenir en algún extremo con los argumentos que se oponen a la tesis sustentada."

 Asentir o convenir, dos términos que por desgracia están completamente fuera de juego. ¿Cómo voy a ceder? ¿Cómo pretenden que dé mi brazo a torcer?

 Da igual que estemos hablando de religión, de economía, de nacionalismo, de relaciones personales o laborales, da igual, lo importante es no ceder ni un ápice. Estos nuevos héroes del siglo veintiuno tienen todos una característica en común, llevar hasta las últimas consecuencias aquello por lo que consagran su lucha.

 Y no es que esto sea una justificación de la relatividad de los acontecimientos y por lo tanto la realidad que nos rodea, ni mucho menos. Se me ocurren tal cantidad de ejemplos que el artículo sería interminable, y más aún si entramos en temas personales.

 En esa lucha, lamentablemente y como no podría ser de otro modo, las victimas somos siempre los mismos. Tendremos que empezar a huir de la frase -a mi me da igual- pues cada vez son más lo que aprovechan la situación.

  Defender nuestra postura se hace cada vez más necesario, no porque sepamos que llevamos razón, es sobre todo para que no nos hagan perder tiempo. Bastará, entonces, con un simple -no- (seco y con contundencia, eso sí).

 Para que la receta funcione no olvide dejar algo de "asentir, convenir en algún extremo ....", no vaya a ser que caigamos en los mismos errores. O dicho de otro modo, seamos algo más razonables.




jueves, septiembre 06, 2012

Cinco eran cinco







Esto podíamos dedicarlo a aquellos de los "tiempos pasados fueron mejores". Vaya por ellos, que no saben lo que se pierden

Brillos de otros tiempos
Brillos exagerados
Cegaron tus vidrios
Y todavía crees
Que el tiempo pasado
Fue mejor
Incapaz de ver tu propia sombra
Proyectada tan lejos
Como si quisiera escapar de uno mismo
¿En quién te apoyaras cuando marche?
Dejaste escapar aquel hilo hercúleo
Que te unía con la vida
Insuperable la primera de las doce pruebas
El resto enterró tu destino

domingo, enero 29, 2012

Siete eran siete

 Continuando con la serie, tocaba la séptima, de hecho, hasta tenía una idea bastante buena de qué escribir. ¡Se me ha olvidado! Irremediablemente olvidada en algún rincón de mi cabeza; si al menos hubiera sido algo inverosímil estaría almacenada en mi subsconciente en forma de película, pero no, simplemente no está.

 ¿Por qué no lo escribí en el momento en el que me vino la idea a la cabeza? Y es que ni la apunte, ni reflexioné demasiado sobre ella, -ya lo haré cuando llegue el momento-, me decía. Pues el momento ha llegado y no sé por dónde para.

 Quizá debería haberme puesto con ella en el momento en que apareció, quizá, también podría haber escrito algo en mi block de notas, quizá, o al menos haber intentado escribir un borrador sobre ella, quizá. Y tampoco era necesario haber realizado un desarrollo exahustivo de la misma (siete páginas a 1,5 de espaciado, con letra Times New Roman 10). 

 La condensación de las ideas es una virtud, un regalo divino (o casi), el poder decir mucho en poco espacio, dos palabras para una definición y tres para explicar el concepto. Evitaríamos muchas malas interpretaciones, voluntarias o involuntarias, los discursos inacabables, y un largo etcétera de cansinas estupideces que tenemos que aguantar todos los días. ¿En cuantas ocasiones nos han explicado algo, no una, sino varias veces, y nos han terminado la explicación con un "No me entiendes"? Pues mire usted, pues sí, le he entendido desde el principio, no hace falta que me lo cuente más veces, tampoco es necesario que tarde dos horas para hacerme un discurso de lo obvio y como remate acabe señalandome a mí como la persona que no entiende nada.

 Y para acabar, una entrevista a Fernando Sánchez Dragó. Me habla del principio de la contradicción tal y como la entiende él, antes era una cosa pero ahora otra (7 palabras, condensación). En fin, parece que ya ni se reconoce a sí mismo. Siempre has sido lo que has sido, y como todos, te has equivocado muchas veces, muchísimas. 


sábado, enero 21, 2012

Standard&Poor's Versus Me

 El término "versus", tal como yo lo entiendo y lo utilizo según su origen latino, no significa "contra", significa "hacia". Es el uso anglosajón el que le proporciona ese nuevo significado "contra". Sinceramente, prefiero el significado latino.

 Sea como sea, también son anglosajones quienes regulan los mercados, aunque parece que ahora no es suficiente, ya no sólo basta con dictar las normas del juego mercantil, ahora tienen que dirigir los estados. El pasado jueves 19 de enero de 2012, sobre las 7 de la mañana, mientras te duchas y te preparas para un nuevo día pude oír como Standard&Poor's daba nuevas instrucciones de como hacer la política en este país llamado España -hay que bajar la inversión en sanidad y en educación-.

¿Cuando he votado yo a estas personas? ¿Desde qué momento dirigen nuestras vidas? Es que ni me he enterado ¿qué clase de sinvergüenzas y qué intereses ocultan?

 Oiga, ¿que tal si quitamos el gasto militar? ¿y si dejamos de salvar bancos? ¿qué tal si califican correctamente a sus paises de origen? ¿acaso calificaron de algún modo a los bancos norteamericanos antes de que cayeran uno detrás de otro por la avaricia y la codicia de sus dirijentes?

 Pues es que resulta que tengo dos hijas, una de nueve años y otra de tres, y se me revuelven las tripas escuchar como un señor, desde su despacho a miles de kilómetros de mi casa, a una persona que no he elegido, se encargue de dictar como debe ser la educación de ellas, o como deben ser atendidas en el hospital.

 En algún momento vamos a tener que volver a cortar cabezas, unas cuantas, unas cuantas no estaría mal.

lunes, enero 09, 2012

8 eran 8


 Son las dos y veinte de la tarde, estoy en la oficina, he terminado con todos los correos, notas y trabajos atrasados que tenía después del lapso vacacional. Estoy cansado, ni siquiera tengo muchas ganas de escribir estas líneas.

 Así que dejaré pasar el tiempo hasta las dos y media, plácidamente, sin prisas.

 ¿Sabes cuanto puede durar un minuto? Depende, amigo mío, depende.


domingo, enero 01, 2012

9 eran 9



De la serie diez eran diez ponemos una historia más, por lo tanto una menos, de diez a nueve, o sea nueve eran nueve; sólo espero no tener que justificar ocho eran ocho, siete eran siete, seis eran seis y así hasta cero es cero.

 Y es que hace ya muchos años mantuve una conversación (subida de tono) respecto del número cero. En aquella obra mi papel fue el de adalid del número cero, tuve que justificar la existencia de dicha cantidad. Mi oponente, por así decirlo, aseguraba que el número cero no existía, que era una entelequia, algo que no representa nada no puede existir, ese era su planteamiento.

 Evidentemente me opuse a ello, no por ganas de llevar la contraria, fue más bien por la formación tan clásica que he me ha tocado vivir desde pequeño, ¿cómo puede existir algo sin que exista la nada? O dicho de otra forma, es la no existencia de algo la que define perfectamente ese algo. Sin ese algo, nada puede ser. ¿Cómo puedo ser amado sin haber amado antes? ¿Cómo puedo tener sed sin haber bebido antes? ¿Cómo puedo morir sin haber vivido antes? Es difícil, ¿verdad?

 El cero puede ser entendido como un origen de escala, pero quizá ese es nuestro problema, el inicio pudo ser antes del cero, o después, que más da. De hecho, el cero simplemente representa una cantidad, vacía, pero cantidad. ¿Qué pensara mi ex oponente de los número negativos, o de los imaginarios? En su universo de cantidades positivas, tangibles, el odio debe tener una magnitud considerable, vistos los epítetos que me dedicó aquella tarde.

 Saludos desde el profundo cero.

10 eran 10


Y al final el tiempo pasó tan despacio que no supimos volver.

Tampoco hizo falta.