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jueves, marzo 09, 2006

EL FUEGO ES UN 2

Al fuego lo hemos puteado total: somos capaces de comprimirlo y extinguirlo con un simple chasquido del dedo. Ese dedo que no ha servido ni para apuntalar una idea. ¿que esperamos?
El fuego me lo separan en los sueños los sabios separadores, con hábitos como campanas y me dejan el fuego como muerto, sin sonido. Un fuego que no restalla es un fuego de estrella, demasiado lejano. Es un fuego que se ha muerto antes y entonce va y le pide ayuda a la luz que es un fluido sin alma. Y la luz llega extenuada como un río sin memoria, harta de rodar. Pero cuando me despierto y veo las cenizas, encuentro la historia del hombre. Es como un rescoldo que me sugiere, como algo que sobreabunda la gris inteligencia de los topos.
En el fondo un regocijo.
Y además, hay como una latencia que avisa y avisa........................
(De ahí la estentórea consigna de "Todos contra el fuego")
Y yo digo ¿porqué?

miércoles, marzo 08, 2006

el primer fuego

No sé porque las películas relacionadas con la prehistoria tienen la mayoría de las veces como protagonista a un dinosaurio, habiendo unos cuantos millones de años de diferencia entre el último de ellos y el primero de nosotros. Comedores de hombres por excelencia, con unos movimientos recién salidos de una ortopedia y que por supuesto, siempre acaban cayendo al vacío del volcán en erupción de turno.

Quizás ese es el mérito que tiene “En busca del fuego”, basada en la novela de Joseph Henry Rocín, narra las peripecias de tres jóvenes guerreros de la tribu Ulam en busca de un fuego absolutamente necesario para su existencia. Un mundo hostil lleno de peligros (sin dinosaurios), con gestos y sonidos guturales como medio de comunicación, sin sentimentalismos baratos, hacen de esta película una creíble representación de lo que debió ser una vez la humanidad.

¿Nos podemos imaginar a tres jóvenes guerreros de nuestra avanzada época buscando el fuego? ¿se imaginan ustedes a tres jóvenes con su vehículo “tuneado” buscando algo necesario para su existencia? Yo no, es imposible, no me llega la imaginación a tanto.

Los paralelismos son claros, un mundo hostil, lleno de peligros, sin dinosaurios y “casi” con gestos y sonidos guturales para su comunicación.

¿Qué ha cambiado si el fuego siempre ha sido, es y será fuego? Seguramente que es real, esa es la gran diferencia. Pero no apliquemos la frase “real como la vida misma”, pues es muy probable que nos equivoquemos…y en esas estamos.

martes, marzo 07, 2006

la segunda piedra

Era mi oportunidad de vengarme, no podía desaprovechar el momento. Fran estaba escondido detrás del montón de tierra que habían levantado al abrir la zanja, detrás tenía la pared del garaje y a ambos lados estaba rodeado del resto de tus amigos. Y no podía verme.

Llevaba toda la mañana corriendo de aquí para allá perseguido las piedras con que me obsequiaban cada vez que me veían. Aquello era insoportable, Fran y sus amigos eran más pequeños que yo, y nada menos que un año, y está claro que en mi barrio la edad servía para marcar algo más que diferencias de altura. Para colmo de males, la madre de Fran estaba también en la calle, y cada vez que se veían en un apuro acudían automáticamente al lugar donde se encontraba ella. No podía hacer prácticamente nada en aquella situación.

Pero mi momento llegó…

No elegí una piedra especial, simplemente una que fuera grande, grande para no fallar, grande porque sí. La cogí del suelo, la limpie con mis manos, la estreché entre mis dedos, lancé mi brazo desde abajo hacia arriba y cayó. Y fue a caer justo en el centro de la cabeza, no podía haber hecho un lanzamiento más certero.

No sé lo que me movió para ir a ver la herida de la cabeza de Fran, pero cuando lo vi allí, con las gafas en el suelo, llorando, con sus manos en la cabeza asomando entre los dedos alguna que otra gota de sangre, me pareció un niño mucho más pequeño, ¿o quizás era yo mucho más grande? Me arrepentí. Lo acompañé a su casa, por su puesto sin que me viera su madre y yo volví a la mía.

Por supuesto que recibí la visita de la madre. No tuve ningún problema en reconocer que había sido yo, como tampoco tuvo ella ninguno en no creerse las historias que ya circulaban por la calle. Se zanjó con un “Perdone, yo no quise, no lo volveré a hacer”.

Ya han pasado unos años desde entonces. No hace mucho pude verle, con menos pelo y supongo que con una cicatriz justo en el centro de la cabeza que no pude ver.

la primera piedra

Tengo una piedra en la mano y el mar como debajo
Hay dos piedras en el norte y en el sur y el horizonte se tensa como un arco
Tres piedras sobre mi cabeza, roja, azul y negra, y el reino de mi memoria como un viento
Cuatro piedras en las esquinas del mundo, filtro de muertos,
Cinco piedras sobre el hombre del Renacimiento
Seis piedras y un montón de romanos jugando a los dados
Siete piedras sobre una escalera hacia el cielo
Ocho piedras sobre el cuello de la mujer más bella
Nueve piedras como cuchillos en el páramo
Diez piedras en el puño de Dios