Páginas

viernes, octubre 28, 2016

Certezas: Algún día

  Algún día, seguro que un día espléndido: lluvioso, soleado, frío, caliente, húmedo y seco. Algún día marcharé.

 Lo dejaré todo (materialmente hablando) y sólo llevaré mis zapatos. Seguramente yo seré acompañante de mi acompañante, recíproca independencia aunque parezca lo contrario.

 No sé hasta donde llegaré, pero tampoco me importa demasiado. No sé que camino tomaré, tampoco me importa.

 Lo realmente importante es tomar el camino.

miércoles, agosto 10, 2016

Certezas: Micro relato i


 Un sucio olor rodeaba toda la estancia. Estaba sólo, os había perdido ¿o me había perdido? El mundo se acababa para mí entre aquellas cuatro paredes, llena de mesas y sillas vacías, creo que era un comedor, mudo, insensible. Los estantes estaban llenos de objetos llenos de polvo, inservibles y vacíos, un microcosmos único y devastado que me tocaba vivir en aquel preciso instante. Desesperado intenté gritar, cada vez más fuerte pero mi voz era un fino hilo inaudible, cadenas de sonidos informes y desesperados, ¿lloraba? Puede ser, ya no me acuerdo.


  Apareciste en el momento justo, me tocaste en el hombro, con delicadeza, con ternura, bastaron tres caricias...e hicimos el amor. 

  No puedo vivir sin ti.

martes, mayo 19, 2015

Incertidumbre: Micro relato II


En realidad es ella misma, tan sólo utiliza un seudónimo.

viernes, mayo 15, 2015

Incertidumbres: Micro relato i


- ¿Volveremos a cortar cabezas? - le dijo el sabio al ratón, a lo que contestó:

- A veces tengo esa incertidumbre, desazón engañosa, pues sé que la mía es cortada todos los días, y lo que es peor, hay mucha gente esperando, para ser verdugo primero, para ser el ajusticiado después.

lunes, octubre 01, 2012

Concesiones


 Este concepto siempre es entendido como la acción de otorgar algo, pero dentro de sus acepciones también entra la de "Asentir, convenir en algún extremo con los argumentos que se oponen a la tesis sustentada."

 Asentir o convenir, dos términos que por desgracia están completamente fuera de juego. ¿Cómo voy a ceder? ¿Cómo pretenden que dé mi brazo a torcer?

 Da igual que estemos hablando de religión, de economía, de nacionalismo, de relaciones personales o laborales, da igual, lo importante es no ceder ni un ápice. Estos nuevos héroes del siglo veintiuno tienen todos una característica en común, llevar hasta las últimas consecuencias aquello por lo que consagran su lucha.

 Y no es que esto sea una justificación de la relatividad de los acontecimientos y por lo tanto la realidad que nos rodea, ni mucho menos. Se me ocurren tal cantidad de ejemplos que el artículo sería interminable, y más aún si entramos en temas personales.

 En esa lucha, lamentablemente y como no podría ser de otro modo, las victimas somos siempre los mismos. Tendremos que empezar a huir de la frase -a mi me da igual- pues cada vez son más lo que aprovechan la situación.

  Defender nuestra postura se hace cada vez más necesario, no porque sepamos que llevamos razón, es sobre todo para que no nos hagan perder tiempo. Bastará, entonces, con un simple -no- (seco y con contundencia, eso sí).

 Para que la receta funcione no olvide dejar algo de "asentir, convenir en algún extremo ....", no vaya a ser que caigamos en los mismos errores. O dicho de otro modo, seamos algo más razonables.




jueves, septiembre 06, 2012

Cinco eran cinco







Esto podíamos dedicarlo a aquellos de los "tiempos pasados fueron mejores". Vaya por ellos, que no saben lo que se pierden

Brillos de otros tiempos
Brillos exagerados
Cegaron tus vidrios
Y todavía crees
Que el tiempo pasado
Fue mejor
Incapaz de ver tu propia sombra
Proyectada tan lejos
Como si quisiera escapar de uno mismo
¿En quién te apoyaras cuando marche?
Dejaste escapar aquel hilo hercúleo
Que te unía con la vida
Insuperable la primera de las doce pruebas
El resto enterró tu destino

domingo, enero 29, 2012

Siete eran siete

 Continuando con la serie, tocaba la séptima, de hecho, hasta tenía una idea bastante buena de qué escribir. ¡Se me ha olvidado! Irremediablemente olvidada en algún rincón de mi cabeza; si al menos hubiera sido algo inverosímil estaría almacenada en mi subsconciente en forma de película, pero no, simplemente no está.

 ¿Por qué no lo escribí en el momento en el que me vino la idea a la cabeza? Y es que ni la apunte, ni reflexioné demasiado sobre ella, -ya lo haré cuando llegue el momento-, me decía. Pues el momento ha llegado y no sé por dónde para.

 Quizá debería haberme puesto con ella en el momento en que apareció, quizá, también podría haber escrito algo en mi block de notas, quizá, o al menos haber intentado escribir un borrador sobre ella, quizá. Y tampoco era necesario haber realizado un desarrollo exahustivo de la misma (siete páginas a 1,5 de espaciado, con letra Times New Roman 10). 

 La condensación de las ideas es una virtud, un regalo divino (o casi), el poder decir mucho en poco espacio, dos palabras para una definición y tres para explicar el concepto. Evitaríamos muchas malas interpretaciones, voluntarias o involuntarias, los discursos inacabables, y un largo etcétera de cansinas estupideces que tenemos que aguantar todos los días. ¿En cuantas ocasiones nos han explicado algo, no una, sino varias veces, y nos han terminado la explicación con un "No me entiendes"? Pues mire usted, pues sí, le he entendido desde el principio, no hace falta que me lo cuente más veces, tampoco es necesario que tarde dos horas para hacerme un discurso de lo obvio y como remate acabe señalandome a mí como la persona que no entiende nada.

 Y para acabar, una entrevista a Fernando Sánchez Dragó. Me habla del principio de la contradicción tal y como la entiende él, antes era una cosa pero ahora otra (7 palabras, condensación). En fin, parece que ya ni se reconoce a sí mismo. Siempre has sido lo que has sido, y como todos, te has equivocado muchas veces, muchísimas.