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miércoles, mayo 17, 2006

El suelo de mi oficina

Este suelo no es un suelo cualquiera. No podía ser un suelo de gres, terrazo, moqueta, alfombra, marmol, baldosines de colores, cenefas clásica, cerámicas y demás ... sólo podía ser de madera.

No es que no me guste, es que inevitablemente me acuerdo del árbol que me dió este suelo que ahora piso, donde nació, si era grande, si era pequeño, cuantos años vivió, si se multiplicó, si sujetaba la tierra a sus pies, si dió sombra, si tenía nidos; y no apliquemos moralina gratis, símplemente cuando veo este suelo, me acuerdo del árbol, símplemente eso.



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